La situación es más tensa por momentos en Siria y en Yemen, donde los máximos mandatarios recrudecen la represión a medida que quienes los enfrentan aumentan sus apoyos.
Solo durante la semana pasada la represesión ordenada por el dictador Ali Abdullah Saleh se cobró 52 vidas en Yemen. Saleh lleva en el poder desde 1978habiéndose presentado a dos elecciones, en las cuales había total ausencia de los candidatos opositores. Ali Abdullah llevó al poder después del asesinato del anterior mandatario yenemí Ahmed Husayn al-Ghashmi.
Ayer, tres generales del ejército desertaron y enviaron a sus tropas a proteger a los manifestantes que siguen en las calles protestando no sólo por la caída de Saleh, sino de todo el aparato de la dictadura.
Además decenas de oficiales militares, varios embajadores y el líder de la principal tribu del país se han unido a las movilizaciones. Sin embargo, este enorme apoyo a la oposición yemení no ha hecho mella en la dictadura, ya que el ministro de defensa Mohamed Naser Ahmed ha ratificado que el ejército y la policía siguen del lado de Alí Abdullah.
En Siria Bashar Al Assad, líder del partido único Partido Árabe Socialista Baaz, quién recibió el poder de manera hereditaria cuando su padre y anterior líder de estado sirio, Hafez al-Assad murió, está también reprimiendo duramente a los manifestantes en su contra habiendo provocado 5 muertes y varias detenciones por motivos políticos.
Sin embargo, este mandatario cuenta con el apoyo del Gobierno español, el cual mediante la ministra de exteriores Trinidad Jiménez, visitó Siria hace unas semanas y apoyó las reformas del régimen.
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