La suerte de Mubarak está echada
La suerte de Mubarak está echada, y ya ni el apoyo de Estados Unidos podrá salvar su gobierno. En Egipto vive un pueblo inteligente, de gloriosa historia, que dejó su huella en la civilización humana. “Desde lo alto de estas pirámides 40 siglos os contemplan”, cuentan que exclamó Bonaparte en un momento de exaltación cuando la revolución de los enciclopedistas lo llevó a ese extraordinario cruce de civilizaciones.
Al finalizar la segunda Guerra Mundial, Egipto estaba bajo la brillante dirección de Abdel Nasser, quien junto a Jawaharlal Nehru, heredero de Mahatma Gandhi; Kwame Nkrumah, Ahmed Sékou Touré, líderes africanos que junto a Sukarno, presidente de la entonces recién liberada Indonesia, crearon el Movimiento de Países No Alineados e impulsaron la lucha por la independencia de las antiguas colonias. Los pueblos del Sudeste Asiático, el Medio Oriente y el África, como Egipto, Argelia, Siria, Líbano, Palestina, el Sahara Occidental, el Congo, Angola, Mozambique y otros, enfrascados en la lucha contra el colonialismo francés, inglés, belga y portugués con el respaldo de Estados Unidos, luchaban por la independencia con el apoyo de la URSS y de China.
A ese movimiento en marcha, se sumó Cuba tras el triunfo de nuestra Revolución.
En 1956 Gran Bretaña, Francia e Israel, atacaron por sorpresa a Egipto que había nacionalizado el Canal de Suez. La audaz y solidaria acción de la URSS, que incluso amenazó con el empleo de su cohetería estratégica, paralizó a los agresores.
La muerte de Abdel Nasser, el 28 de septiembre de 1970, significó un golpe irreparable para Egipto.
Estados Unidos no cesó de conspirar contra el mundo árabe, que concentra las mayores reservas petroleras del planeta.
Como puede observarse, el mundo se enfrenta simultáneamente y por primera vez a tres problemas:
Crisis climáticas, crisis alimenticias, y crisis políticas.
A ellas, pueden añadirse otros graves peligros.
Los riesgos de guerra cada vez más destructivos están muy presentes.
¿Dispondrán los líderes políticos de suficiente serenidad y ecuanimidad para hacerles frente?
De ello dependerá el destino de nuestra especie.
Fidel Castro Ruz
Febrero 1º de 2011
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