En el capitalismo, la mayor concentración de riqueza y poder en cada vez menos manos, conduce a la miseria y la explotación a una cada vez más amplia mayoría.
En los últimos 30 años, los trabajadores del mundo han experimentado un retroceso sin precedente en sus conquistas sociales, a través de todo un lote de medidas antiobreras cuyo único fin era el de reducir el coste, y aumentar la rentabilidad de la mano de obra, manteniendo así los beneficios del empresario. A este conjunto de medidas, se lo ha llamado neoliberalismo. Estas medidas han ido reduciendo poco a poco la extensión social del Estado, y dando más libertad al especulador para acumular riqueza en pocas manos, al banquero para aumentar, acumulando deuda, por medio de microcréditos e intereses, su capital. Han reducido el Estado a poco más que un aparato de coerción y represión, encargado de pagar la deuda contraída por los especuladores financieros e inmobiliarios, los ricos, a costa de los impuestos de los ciudadanos.
Especularon con los precios de la vivienda, los alimentos y con los bajos salarios. A través de los despidos masivos, cargaron el trabajo de 2, o incluso de 3, sobre las espaldas de 1, condenando a la precariedad, el paro y la carencia de futuro a un sector cada vez más amplio de los trabajadores. A petición de la CEOE, han rematado ahora la faena con la actual reforma laboral, que debilita la negociación colectiva, y establece por ley el despido libre gratuito.
El no poder pagar los cada vez más elevados precios de las viviendas, o no poder mantener el elevado costo de las hipotecas, ha desatado la quiebra del sector inmobiliario, y privado de su trabajo a miles de obreros. Ha privado del acceso a la vivienda a miles de jóvenes, o ha desatado desahucios, ejecuciones hipotecarias y embargos, enviando a miles de personas al desarraigo, y ha disparado los precios del alquiler, condenando a la miseria al joven precario.
El aumento paulatino de los precios de los productos básicos, la especulación con el euro, o la disminución del salario medio interprofesional, junto con el paro, dificulta llegar a fin de mes, y obliga a cada vez más jóvenes con estudios a seguir viviendo en casa de sus padres durante años.
La sobreacumulación de la deuda bancaria, que depende de un capital ficticio basado en créditos hipotecarios que, ante tales circunstancias, muchos no terminarán pagando, incrementa los desahucios, a la vez que la falta de liquidez, y limita los préstamos, rompiendo con la máscara de un poder adquisitivo mantenido por la deuda... que terminará desplomándose, que es falso.
Y mientras los bancos siguen obteniendo, por medio de sus acciones especulativas fraudulentas beneficios, exigen recortes a los gobiernos de todo aquello que huela a ayuda social, a sector público, a salarios... y exigen rescates multimillonarios. La patronal exige el despido libre. Se privatizan sectores públicos. Se devalúan sanidad y enseñanza. Los empresarios declaran "la crisis", y emiten EREs que, firmados por la misma Junta que dice que va a combatir con medidas claras el desempleo, se traducen en un aumento exponencial de las listas del paro. Los cierres, las deslocalizaciones, la destrucción de puestos de empleo, avalados por los gobiernos del bipartidismo (PP-PSOE), se traducen en la destrucción de un tejido productivo cada vez más raquítico y estrecho, que nos ata al deficitario sector del ladrillo y el turismo, en retroceso, e hipoteca a la juventud de por vida.
Mientras tanto, son cada vez más los jóvenes que, viendo devaluados sus títulos de formación, optan, como en el franquismo, por emigrar a Centroeuropa, a países como Alemania u Holanda, en busca de un porvenir que nuestra propia economía capitalista es incapaz de darles.
Frente a esto, una voz de esperanza y de rabia comienza a alzarse en medio del descontento y el silencio y a llegar con su eco a todas las partes de España: al grito de Democracia Real Ya, los ciudadanos de todo el país han comenzado a salir a la calle, primero en las capitales, luego en las provincias, y a congregarse en multitudinarias asambleas. La gente no quiere ser mercancía en manos de políticos y banqueros. Quiere empezar a tomar parte a través de la participación directa en aquellas decisiones que forman parte de su futuro.
Estamos viendo un cambio en la conciencia de cada vez más gente y eso se traduce en una voluntad general de autoorganizarse, de formar asambleas, comisiones, subcomisiones, y extenderlas a nivel de pueblos y barrios.
Es hora de llevar esa organización a tu pueblo. Es hora de que tu pueblo se manifieste. Es hora de que los ciudadanos de tu pueblo, empiecen a congregarse en la puerta del Ayuntamiento, y a discutir, en Asamblea, las soluciones a este sistema, gobernado por banqueros y accionistas, y unos políticos que, turnándose cada 8 años en el poder, con el bipartidismo PP-PSOE y sus lacayos menores de IB, y la dirección de IU, viven de espaldas a la realidad, engordados con vergonzosos privilegios de sueldos de varios miles de euros al mes, comisiones, pagas especiales de por vida, viajes a tutiplén y dietas de concejales y diputados... y se arrogan el derecho de decidir por nosotros, con nuestro voto, cada 4 años.
Ellos nos dicen que nos representan, pero sólo representan los intereses de ellos mismos y de los bancos y empresarios que financian sus campañas.
Por eso el pueblo debemos alzarnos. Llevamos más de 30 años esperando, quejados por las traiciones de una falsa izquierda vendida a los bancos que traicionó nuestra confianza, depositada tras el franquismo por un cambio, y a falseado palabras tan bellas como "izquierda", "progreso", "libertad", "socialismo" y "democracia"...
Es hora de tomar la plaza. Y construir una democracia real, como en Islandia, donde después de varios meses convocando asambleas semanales en cada ciudad se ha conseguido nacionalizar grandes bancos, juzgar y encerrar a los banqueros y políticos corruptos, expulsar las bases militares extranjeras y reunir una asamblea popular de ciudadanos para reescribir la constitución del país. Ahora, allí, los ciudadanos, van a votar cada domingo problemas diarios; ya no se turnan las mismas partidocracias corruptas en el poder cada cuatro años. El país a cambiado.
Nosotros creemos, que con la unión, y la voluntad, un cambio así, en nuestro país, no sólo es posible, sino que es necesario.
No pedimos un cambio de políticos, sino de sistema.
El político quiere seguir siendo político. Pero nosotros, hemos comprendido, que no los necesitamos. Que podemos convocarnos cada semana por asambleas y tomar las decisiones desde abajo.
Porque nuestros sueños no caben en sus urnas...
Acude cada miércoles, y cada viernes, a las 20:00 h., a la Plaza de la Encarnación (rebautizada 15 de Mayo), en las Setas. Y empieza a formar asambleas en tu pueblo, en tu barrio.
Y el 19 de Junio, acude y corre la voz: Manifestación en todo el Estado.
LA DEMOCRACIA NO ESTÁ EN LAS URNAS. POR UN CAMBIO DE LA LEY ELECTORAL. POR EL FIN DEL BIPARTIDISMO.
POR UN FUERTE IMPUESTO PROGRESIVO SOBRE LA RIQUEZA. PUBLICACIÓN DE CUENTAS DE EMPRESAS Y BANCOS. POR LA ABOLICIÓN DE LOS PRIVILEGIOS DE POLÍTICOS, BANQUEROS Y EMPRESARIOS.
NACIONALIZACIÓN DE LA BANCA, BAJO CONTROL DE UN COMITÉ DE CIUDADANOS ELECTOS A NIVEL DE DISTRITO, REVOCABLES POR LA BASE, Y ROTATIVOS.
POR LA CREACIÓN DE MECANISMOS DEMOCRÁTICOS DE ASAMBLEAS EN PUEBLOS, CIUDADES Y BARRIOS.
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